Al igual con lo ocurrido con la ampolleta incandescente años atrás, la Unión Europea avanza otro paso con el fin de la comercialización desde el 1 de septiembre de este año de focos halógenos, con el fin de que los consumidores prefieran soluciones más eficientes.
Con esta medida, se busca que el consumidor dé el paso a la tecnología LED, capaz de sustituir a los halógenos en términos de calidad, eficiencia energética y durabilidad. Además, las ampolletas halógenas, las que no son focos, podrán seguir vendiéndose hasta 2018, según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
En 2012, la UE ya decidió acabar de manera definitiva con la bombilla incandescente tradicional, después de más de 130 años de existencia y tras un periodo transitorio que comenzó en 2009 con la eliminación de las bombillas de 100 W y continuó con las de 75 W.
El objetivo de esta directiva europea era no solo reducir el consumo energético, sino evitar los residuos generados por este tipo de bombillas, que eran poco eficientes al transformar la mayor parte de la electricidad que consumían en calor.
En el caso de los LED, tienen a su favor que son los más duraderos y los que menos electricidad consumen y, a pesar de que su precio es más caro, a la larga son más eficientes. Sin embargo, con la masificación de importadores y oferta de estos productos que aún no cuentan con certificación adecuada, hoy en día nos encontramos en el comercio con una oferta muy variada tanto en precio y calidad, donde los productos más económicos generalmente entregan menor flujo luminoso para el mismo consumo de productos de buena calidad, con diferencias de hasta un 50% o más. Por lo que al hacer el análisis de la compra, se recomienda siempre comparar lúmenes y no watts de consumo, ya que lo que el consumidor necesita es luz, y mientras menor sea el consumo, mayor el ahorro.
Por ejemplo: Si tenemos la oferta de dos productos, "A" y "B", ambos con el mismo consumo final de 10W Watts. Si "A" nos entrega 1000Lm y "B" sólo 500Lm, "A" tiene una eficacia de 100Lm/W y "B" sólo 50Lm/W, significa que para iluminar de la misma manera, necesitamos poner dos productos "B" por cada uno de "A", teniendo el doble de consumo final (menor ahorro) y obligando a comprar dos productos en vez de uno.
Mientras, el fluorescente es una tecnología madura, con una iluminación muy eficiente, aunque menor que en el caso del LED, pero su principal inconveniente es que tarda en lucir a su máxima potencia.