Temperatura de Color

temperatura de color

“La temperatura de color expresada en Kelvin nos indican el tipo de color que entregara nuestra lámpara. Los colores más cálidos estarán cercanos a 3000K, blancos puros entre 4000 y 4500K y blanco frío sobre 5000K”
 

Temperatura de Color

 

 

 

 

La temperatura de color… y nuestro estado de ánimo
¿Cuantas veces hemos estado en sitios que te recuerdan a otros y que realmente no tienen ningún tipo de relación entre sí? Cientos de bares y restaurantes que han cambiado las bombillas de incandescentes a fluorescentes y que ahora lucen como un hospital. ¿Qué ha pasado? Esto se debe, en parte, a la utilización de fuentes de luz con una temperatura de color inadecuada.
 
La temperatura de color es una medida que se especifica en las lámparas o bombillas y que se refiere a la apariencia o tonalidad de la luz que se emite desde la fuente luminosa.  Viene expresada en grados Kelvin y su adecuada utilización influye en la iluminación del día a día.
 
En el diseño de interiores  la temperatura de color influye en la manera en que se aprecian los espacios y el efecto a lograr. Como norma general, los colores cálidos (con grados kelvin más bajos, por ejemplo 2700k) sugieren espacios más íntimos y confortables, adecuados para un restaurante o bar, el lobby de un hotel, una habitación.
 
A medida que la luz se hace más fría,  (con grados kelvin más altos) estas lámparas se utilizarán en sitios que se suponen de más actividad. Un tono de luz neutra (4000k) es apropiado para espacios de oficinas y despachos, y los tonos incluso más fríos se asocian a sitios de gran actividad como en estaciones de metro y zonas donde se quiere mostrar pulcritud como hospitales o centros sanitarios.

El color de la temperatura se mide en Kelvin (K). Las lámparas de colores "blanco cálido" o "blanco suave" (2700 K – 3000 K) proporcionan un color similar al de las lámparas incandescentes, algo amarillenta, en apariencia. Las lámparas "blanca", "blanca brillante" o "blanco medio" (3500 K) producen una luz blanca-amarillenta, más blanca que la de una lámpara incandescente pero aún considerada como "cálida". Las lámparas blanco frío (4100 K) emiten un blanco más puro pero aún algo azulado, y las llamadas daylight (luz de día, de 5000 K a 6500 K idealmente) emiten un brillo blanco, al emitir un espectro correspondiente a la temperatura del sol (~6500 K).


Para las aplicaciones generales de iluminación de interior, se divide la luz en tres clases de color:

Blanco cálido o Warm White (Tc < 3.300 K)
Blanco neutro (3.300K < Tc < 5.000 K)
Luz fría o Cool White (Tc > 5.000 K)

 
 
Pero estas simples reglas, aunque parecen muy lógicas y fácilmente aplicables, a menudo no son tomadas en cuenta por las personas a la hora de un cambio de bombillas. Hace unos años, cuando se crearon las primeras lámparas de bajo consumo, todas tenían por defecto un color muy frío de 6500k, debido a que las fuentes de luz fría por sus características tienen mayor rendimiento luminoso, y esto influenció a que los primeros cambios afectaran a muchos locales otorgándole un ambiente no acorde a su uso.
 
Pero la temperatura de color no solo desempeña una función estética, desde el punto de vista fisiológico nuestro organismo suele asociar los cambios en la tonalidad de la luz con el ciclo del día.  Los colores más cálidos los relaciona a horas de descanso, como los que se aprecian en el cielo durante el amanecer y el atardecer,  y los colores más fríos son asociados a horas de mucha actividad como en la mitad del día. Es por ello que algunos fabricantes han desarrollado sistemas especiales que  permiten adaptar la luz de un ambiente y simular condiciones externas de luz en espacios cerrados para que no se vea  afectado el ciclo circadiano (nombre que reciben este tipo de cambios sufridos por el organismo durante el ciclo diario, y en el cual el aporte de luz natural es uno de los factores determinantes.)
La temperatura de color es otro de los factores fundamentales que se debe de tomar en cuenta a la hora de realizar cualquier cambio de lámparas en cualquier espacio.  Afectará directamente a nuestra calidad de vida y a nuestro estado de ánimo.
Una habitación con iluminación muy fría puede repercutir en un usuario cansado o con imposibilidad de descansar adecuadamente.  Por el contrario, si la luz es muy cálida el usuario puede estar en una somnolencia constante.
 
temperatura color 2

 

Siendo una de las herramientas más poderosas para cualquier arquitecto de iluminación, la temperatura de color de una lámpara cuenta con toda capacidad de transformar y efectuar sentimiento en la arquitectura. Podría definirse como el predominio de alguno de los colores del espectro lumínico en las luces blancas, alterando el color blanco hacia tonos cálidos (Ámbar) o a tonos fríos (Azul) en el espectro-


Las preferencias de hoy en día son claras. Restaurantes, hoteles, y casas utilizan colores cálidos más que cualquier otro tipo de espacio arquitectónico. Oficinas, escuelas y calles altamente transitadas utilizan colores fríos para su alumbración. Dependiendo del tipo de comercio, algunas tiendas utilizarán colores fríos, y otros colores cálidos para su alumbramiento. El caso es que siempre se debe de considerar cual es el uso de la iluminación.


Sin embargo pareciera que para obtener el tono preciso, se tiene que considerar el nivel de iluminación al mismo tiempo que se considera la temperatura de color. Efectivamente, de acuerdo al famoso estudio de la Curva de Kruitof, las combinaciones de temperatura de color con un bajo nivel de alumbramiento, son los que producen ambientes fríos y grises, mientras que los de la zona superior se cree que producen ambientes excesivamente coloridos y poco naturales.


Por ejemplo, en lugares donde se requiere de un alto nivel de iluminación, como lo es una oficina (mínimo nivel de luz es 100 lux), se esperará que se utilice colores fríos y vice versa. Es así que, con la práctica, el arquitecto de iluminación puede comenzar a predecir las preconcepciones que tendrá el cliente cuando se trata de cierto tipo de espacio.

 

La “K”, símbolo del kelvin, representa la temperatura de color que se asocia a la curva de emisión del cuerpo negro, es decir, determina la composición de colores de la luz. Cuanto mayor sea esta cifra, más “fría” (azulada) es la luz. Efectivamente, cuando empieza a calentarse un cuerpo negro, emite con radiación de onda larga (hacia el rojo); cuanto mayor sea su temperatura, se van asociando los colores del espectro (arco iris: rojo, anaranjado, amarillo…), hasta llegar al azul, aproximadamente hacia los 6500K.

Cuanto más baja sea la temperatura, domina más el rojo (luz más cálida) y cuando sube, se va acercando a la luz del día (luz solar) o luz blanca, más fría. Sin embargo, la temperatura de color no representa todas las posibilidades que tienen las lámparas, pues, mediante adición de componentes se puede conseguir que la lámpara emita luces de cualquier parte del espectro, prescindiendo de las intermedias.

 

¿Qué es la temperatura de color?

Ejemplos de luz fría, neutra y cálida

La temperatura de color de una fuente de luz se define comparando su color dentro del espectro luminoso con el de la luz que emitiría un cuerpo negro calentado a una temperatura determinada. Por este motivo esta temperatura de color se expresa en kelvin, a pesar de no reflejar expresamente una medida de temperatura, por ser la misma solo una medida relativa.

 
 
 
Exposición de distintas temperaturas de color

Luces cálidas, neutras y frías

Se denominan fuentes lumínicas cálidas a aquellas que, debido a su temperatura de color, tienen tonos cercanos al rojo, y frías las que tienen tonos próximos al azul. Las fuentes lumínicas situadas en el medio de ambas se consideran neutras.

Un caso interesante es la luz que percibimos del sol, que varía su temperatura de color dependiendo de la hora del día o la presencia o ausencia de nubes. Esto es debido a que la luz solar tiene que atravesar mas o menos cantidad de gases en la atmósfera según la hora del día y su posición en el cielo, o según haya o no nubes, con lo que se absorben antes las frecuencias altas de la luz, esto es, la gama azul/ultravioleta (salvo para los que tengáis el agujero de ozono encima), quedando una luz mas rojiza (cálida), sobre todo al amanecer y atardecer.

 

Habitualmente, en leds, se hablan de 3 grupos de temperatura de color:
 
Luz Cálida: (Temperaturas de color entre 2800ºK y 3500ºK). Equivale a la luz que producían las bombillas incandescentes y los focos halógenos. Es recomendable en tiendas de ropa, fruterías, panaderías, charcuterias y carnicerías (estas 2 últimas es más habitual incluso una iluminación de tono rosa). En el caso de viviendas, se recomiendo su instalación en estancias como el salón y los dormitorios.
 
Luz Neutra: (Temperaturas de color entre 3800ºK y 4500ºK) dicen los expertos que es la luz más natural. Se puede instalar en cualquier entorno que no requiera del matiz específico que puedan aportar las otras 2 categorías.

Luz Fría: (Temperaturas de color de mas de 5000ºK). Equivale a la luz de un día muy soleado o nublado. Una de las ventajas de la luz fría es que a la misma intensidad aporta una mayor cantidad de lumens lo que genera una percepción mayor de luminosidad. Es una luz muy recomendada para pescaderías y joyerías. Respecto a viviendas, es habitual encontrarlo en cocinas y baños. Aunque los/las expertos/as en maquillaje recomiendan siempre lúces cálidas ya que tienen la ventaja de aportar una mejor gama cromática.